Cada uno es raro a su manera. ¿Quién es “normal”? ¿Y según qué criterios? ¿Respecto a qué o comparado a quién? ¿Quién lo decide? No hay respuestas buenas, y todos hemos buceado alguna vez en nuestra psique adolescente o no en su búsqueda. Pero puestos a hablar del tema, a reflexionar y ponernos existencialistas, yo me quedo con la respuesta teatral de Héctor Seoane, que me ha llevado hasta los freudianos infiernos del subconsciente a golpe de carcajada triste, perturbadora complicidad ora cómica ora dramática, e incluso algún terrorífico momento de empatía al reconocer y ver reflejado ese oscuro y siniestro rincón de nuestro ser que todos hemos invocado alguna vez, aunque sea en nuestras pesadillas. Un monólogo intenso y denso, aunque para nada espeso, que a un ritmo vertiginoso no te permite la relajación y te mantiene en todo momento alerta, intrigado, en una deriva tragicómica desenfrenada y enmarcada en una escenografía casi onírica, kafkiana, tal vez, donde el lenguaje es tanto físico como verbal, y el espacio sonoro acaba jugando un papel narrativo casi tan protagonista como el de la palabra, hasta conseguir un todo realmente hipnótico, fascinante. Seoane está colosal, y Albinyana ha sabido como propiciar y potenciar sus méritos interpretativos con una planificación y coreografía escénica a la altura de la nada convencional propuesta textual.
Título: Bad Moon
Compañía: Migrants
Dramaturgia: Héctor Seoane
Dirección: Joan M. Albinyana
Interpretación: Héctor Seoane
Teatro: Teatre Principal de Palma (Sala petita)
Javier Matesanz
Els vostres comentaris