Antes de nada, unas advertencias: si no le hacen gracia los chistes sobre racismo, religión, política, corrupción, sexo, violencia de género o violencia en general. Si no se siente cómodo con la incorrección (casi aberración) sobre cualquier tema social que pondría les pelos de punta a muchos censores, no vea Archer. Y no siga leyendo. Advertidos quedan. Porque, si algo tiene esta serie de animación para adultos de mente muy abierta es precisamente eso: la incorrección por bandera. Eso sí, una bandera que ya les gustaría a muchos poder ondear con la mordacidad y la inteligencia que lo hacen los guionistas de esta locura sin pelos en una lengua viperina y venenosa.
La serie narra las aventuras de Archer, un agente secreto que trabaja para una agencia internacional que recuerda y parodia a cualquier agencia vista en todas las películas y series de las que se nutre y ríe descaradamente. Con una animación intencionadamente rígida que haría que Walt Disney despidiera inmediatamente al jefe del departamento, obliga al espectador a no dejar pasar ni una coma de los afiladísimos y sangrantes diálogos de cualquiera de los protagonistas. Especialmente duro con todos los tópicos de las películas de espías (belleza y eficacia del protagonista, tensión sexual en cada encuentro con un nuevo personaje, envidias, malos malísimos…), no pretende hacer reír si uno no es capaz de tomarse con humor todos los temas de los que hace una sangre tan ácida como la del xenomorfo creado por H.R Giger. Sus tramas son absurdas y sin ningún contenido realmente interesante, si no se tiene en cuenta el extremo al que puede llegar cualquier situación por diminuta que sea a partir de la estupidez de los personajes y las extrañas y egoístas acciones que deciden verbalizar y llevar a cabo.
Emitida por primera vez el año 2009 y tras ocho temporadas (y dos más en producción), lleva más de una docena de premios a la mejor serie animada en los Premios de la Critica de televisión y más de un centenar de nominaciones, lo cual la convierte en una de las series animadas más premiadas y nominadas de la historia. Este dato aparentemente sin más interés que el de las estadísticas, toma importancia debido precisamente por la locura y la violencia de unos diálogos que dejaron las líneas rojas a miles de kilómetros de distancia.
Si ha llegado hasta aquí en la lectura, una recomendación: vea dos capítulos antes de decidir si es o no su nueva serie de cabecera. No se arrepentirá. Qué profesionales.
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