Como actor de cine ha trabajado con directores de la talla de Milos Forman, Fernando León, Icíar Bollaín o Imanol Uribe. Como director teatral es uno de los referentes más relevantes de nuestro entorno. Con la compañía ‘Animalario’ supo lo que es ganar el Max y el Premio Nacional de Teatro. Pero más allá de galardones y reconocimientos, la huella de Andrés Lima (Madrid, 1961) permanercerá para siempre en algunos de los mejores montajes de la escena contemporánea española: maravillas como ‘Hamelin’, ‘Marat/Sade’ o ‘Urtain’. Ha dirigido textos de grandes ‘de ahora’ – Juan Mayorga, Cavestany… – y también de eternos (Shakespeare, Weiss …). El centenario del nacimiento de otro clásico, Albert Camus, le ha traído a Mallorca. El próximo viernes, dia 6, estrena El malentès – una de las cinco obras dramáticas del escritor francés – en el Teatre Principal, antes (hoy jueves) el teatro de Peguera vivirá el preestreno de lo que se presenta como una de las producciones de la temporada.
¿Cómo surge el proyecto? ¿Cual es la génesis?
Ya el año pasado desde el Teatre Principal se pusieron en contacto conmigo. Estuvimos hablando de un proyecto que al final no pude llevar a cabo. Me volvieron a llamar para ofrecerme una obra de Albert Camus aprovechando que se cumplen cien años de su nacimiento, aunque en realidad es una excusa porque en realidad no ninguna campaña sobre ese centenario que apoye la producción este montaje. Me apetecía el homenaje, desde Palma, a alguien como Camus, que siempre había querido venir a esta ciudad y finalmente solo la visitó una semana, una vez en su vida. De todas maneras, Palma enmarca gran parte de su filosofía: el deseo de la felicidad en el sur, con el mar. Camus nombra a Baleares varias veces, para él es un sitio donde es posible la felicidad y dónde es posible una sociedad justa y relajada. Y de ahí surgió la idea.
¿Te propusieron directamente El malentès?
Si, y me encantó la propuesta.
¿Es la obra dramática que más te motiva de las cinco que escribió Camus?
En realidad me motivan todas. Lo que pasa es que alguna era inalcanzable por reparto, presupuesto etc. Los poseídos – inspirada en Los demonios de Dostoyevski – , Calígula y El malentendido me parecen tres títulos muy importantes en el teatro contemporáneo; y de todas ella, El malentendido me parece la mas lúcida.
La más vigente también?
No sé si la más vigente, pero sí la que marca más el teatro que ha venido después. Calígula, por ejemplo, es más convencional, pero El malentendido necesita de una comprensión teatral por parte del espectador y brinda a los que lo hacen poder hacer cosas interesantes desde el punto de vista estético, como las que estamos intentando nosotros por ejemplo. Es una obra que casi está pidiendo que hagas teatro circular, que el público esté próximo a los actores; porque meterse en el alma de los personajes ayuda al desarrollo de la función.
¿Cómo has aprovechado esa oportunidad que te ofrece el texto de experimentar estéticamente?
En nuestro caso, utilizamos un lenguaje basado en parte en técnicas audiovisuales, con un trabajo excelente de Miquel Àngel Raió en el que el vídeo tiene mucha presencia, pero también una partitura, de Jaume Manresa, que es absolutamente contemporánea…
Pero mantienes el contexto histórico…
Si, lo que pasa que el texto de Camus en sí mismo plantea algo intemporal, por eso es una obra maestra. Habla de Europa, 1944, bajo el dominio nazi, los hombres devorándose unos a otros en la Segunda Guerra mundial… pero podría se llevado a un terreno a un terreno filosófico, psicológico, sociológico a cualquier otro sitio. Esta obra ahora mismo en Siria arrasa. En Europa mismo, aquella maldad ‘fisicalizada’ en Hitler en la actualidad toma la forma de su futuro, un futuro negrísimo. Y encima todo está sustentado en una obra de suspense donde dos mujeres asesinan hombres…
El personaje de Marta dice en un momento determinado “la primavera en Europa tiene olor a miseria”…
Eso es muy fuerte. Y luego está María, el único personaje que ama, que dice: “desconfío de todo desde que he llegado a este país, donde busco inútilmente una cara feliz… esta Europa es tan triste…aquí no he encontrado la felicidad”. No se puede ser más claro.
La felicidad esta en el sur…
Sin duda, todos los personajes suspiran por poder llegar a esa utopía, ese paraíso que representa el sur, el mar… pero fíjate que no es un concepto superficial: están tan podridos, se han matado tanto en esa Europa, las protagonistas mismas han matado tanto que lo que quieren es que les de el sol hasta quemarlas, hasta vaciarlas por dentro. El nihilismo al que te conduce ese idealismo que nació con todos los ‘ismos’ es tremendo. En realidad, El malentendido es el grito desesperado de Camus. Se dice que él era oscuro, pero no es verdad, es brillante, luminoso, lo que pasa es que se coloca en el lado oscuro, que es el más difícil pero también es aquel desde donde se ha de gritar. Desde la playa de Formentor no se grita porque allí ya has encontrado la felicidad.
Me parece interesante el tratamiento de la moralidad, o quizá la ausencia de ella. Camus presenta unos personajes monstruosos pero que tienen sus razones para hacer lo que hacen… hasta tal punto que puedes llegar a empatizar con ellos… Marta, por ejemplo, ha sufrido tanto que entiendes que busque esa luz y que lo haga caiga quien caiga.
De acuerdo. Camus no habla de psicópatas, no estamos ante ‘Sangre Fría’ de Capote. En todo momento se hace referencia a esa oscuridad en la que las protagonistas han nacido y de la que maman todos los días… los personajes son reflejos de la burguesía europea de los últimos 50 años. Algunas de sus aseveraciones sirven para El malentés, para Mad Men y para Almodóvar. Camus es un autor muy político. Mientras escribía El malentendido dirigía la revista Combat (se distribuía entre los miembros de la Resistencia), lo que pasa es que nunca panfletea.
Ni juzga…
Efectivamente.
La fidelidad al texto original se desvia como mínimo en un aspecto, has sustituido el personaje del viejo criado por una chica joven, que interpreta Mercé Sancho de la Jordana.
Y que es una actriz estupenda, por cierto. La posibilidad de ese cambio lo tuve clara desde el principio. En el casting convoqué a actores que pudiesen hacer de viejo criado, pero llegué a la conclusión que sería mucho más desconcertante huir de la lógica y que el tiempo – o la muerte, que al final parece ser que es lo que simboliza ese personaje – fuese representado por una chica joven. Además hay algo muy animal en Mercè – que es como el perro de esa casa y al mismo tiempo sirve como espejo de Marta – y que me parece muy inquietante.
Huyes de un arquetipo que quizá tenemos interiorizado gracias al cine…
Si, ha sido muy explotado por la versión cómico-terrorífica del romanticismo, desde Roger Corman a Mel Brooks con aquel ‘Igor’ de El jovencito Frankestein.
Volviendo a los personajes centrales (el de Marte y su madre), buscan esa Arcadia que representa el sur, pero a la vez parecen incapaces de salir de un bucle que ellas mismas iniciaron…
Me gusta mucho esa doble condición de Marta y la madre: por un lado esa sofisticación existencial y por otra esa bestialidad que las hace matar. Llega un momento en que como más felices se sienten es asesinando. Su destino al final es el de Sísifo (condenado a subir una enorme piedra a una ladera, una y otra vez). Y no creo que eso sea retórico, la humanidad está envuelta desde hace mucho tiempo en esa tragedia que representan las guerras, por ejemplo.
¿Marta y su madre podrían ser una metáfora de la historia de la humanidad?
Si. Eso lo define muy bien Carl Schmitt, el jurista nazi, que decía que el mundo está en guerra permanentemente y que esa es una manera natural y cómoda de desarrollarse. Camus era un fiero opositor a esa idea, pero de momento eso no cambia.
¿En algún momento se planteó hacer la obra en castellano, dado que es tu idioma?
No. De hecho, hacerla en catalán suponía un reto para mí. Pero a la vez ha sido una ventaja, en el sentido que he podio centrarme en aspectos de la interpretación que no tienen que ver estrictamente con la palabra.
En catalán y con actores de aquí…
Pablo López (ayudante de dirección del Teatre Principal) me pidió que el equipo fuese de Mallorca, y me pareció lógico.
¿No te planteaste traer a algún actor de tu confianza?
Nunca. Y no me arrepiento porque me he encontrado un nivel excepcional, no solo con los intérpretes, también con mi ayudante de dirección, Joan Fullana, y con todo el equipo en general. Todos tienen un compromiso potentísimo con lo que hacen.
¿Cómo trabajas normalmente con los actores?
Siempre intento trabajar en base a talleres de investigación, y si puedo hago varios antes de empezar a ensayar. Capitalismo, hazme reír, por ejemplo, fue el resultado de seis talleres.
¿La crisis y los que gestionan la crisis se van a cargar la cultura en general, y el teatro en particular?
En España, el gobierno actual del PP está arremetiendo contra la cultura como Sant Jordi contra el dragón. Con el 21% de IVA cultural, el cine, por ejemplo va a sufrir. El teatro es otra cosa, es uno de los ritos naturales que se pueden hacer con producción cero y nunca va a morir, moleste a quien no moleste.
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