Un thriller familiar trufado de violenta comedia negra. La premisa combinatoria es a priori estimulante. Y si hubiera mantenido el humor inesperado y absurdo de la escena de los afables okupas africanos, hubiera sido todo un hallazgo. Pero ahí estaba Lucc Besson auspiciando la idea y McG (Los Angeles de Charlie) a los mandos. Y claro, la cosa empeora. Las posibilidades de que se mantenga el interés inicial se diluyen en favor del artificio y la megalomanía chirriante y estridente propia de ambos cineastas. Y Kevin Costner al frente del reparto no es garantía. Ya no, desde hace años. El actor está envejeciendo bien, y otrora demostró buenas maneras, pero escoge fatal. Se ha convertido en un remedo de Bruce Willis a la deriva. Sin la sorna de McLane y un porte algo más cansino, que le resta energía a los relatos de acción que protagoniza, y le insufla desidia a los tramos sentimentales de sus trabajos. Al menos Bruce Willis no cambia de registro. Es un personaje en sí mismo. Costner, en cambio, lo intenta y no puede. Se oxidó. O al menos su criterio selectivo. Y al final todo es insulso en su reciente filmografía. 3 días para matar la que más. Y no es aburrida del todo. Una pena que la torpeza narrativa de sus artífices tras las cámaras caigan en subrayados y reiteraciones innecesarias que lastran el desarrollo de una intriga previsible hasta el último fotograma. Si hubieran asumido la intrascendencia del proyecto, la mediocridad del material empleado y hubieran actuado en consecuencia, tal vez el pasatiempo se habría convertido en un divertimento tontorrón a lo Guy Ritchie con escenas casi memorables (torturar a un contable italiano para que “cante” la receta de una salsa), y discretamente se hubiera metido al público en el bolsillo. Pero no es el caso, y lo que comienza cayendo en gracia acaba siendo un producto desgraciado.
Els vostres comentaris