¿Qué es normal? ¿Qué criterio distingue lo normal y lo que deja de serlo? ¿La transgresión de qué pauta hace de una persona un personaje? En este plano de tan difusos e inciertos límites se mueve Samanta Schweblin (Buenos Aires, Argentina, 1978) en los siete relatos cortos que reúne “Siete casas vacías”. Breves en longitud pero realmente largos en intensidad, esa carga capaz de producir en el lector inquietud, angustia, incomodidad de la adictiva, de la que te impele a seguir con el corazón encogido pasando páginas sin pausa.
“Parece haber algo especial en todo esto que se me está escapando, ¿algo como qué?, me pregunto, tengo que saber qué es lo que está funcionando para retenerlo y replicarlo, para poder volver a este estado cuando lo necesite.” (página 120) Las tramas de “Siete casas vacías” se desenvuelven a partir o alrededor del ámbito doméstico (casas con jardín, pisos diminutos, viviendas ajenas, de familiares o vecinos) que a grandes rasgos podrían ser el espacio de la privacidad y la normalidad, donde las cosas son como son y están bien y no cabe la duda. Y en contraposición, el mundo que se abre puertas afueras, donde existen normas capaces de producir complicidades –incluso sincronización entre extraños- pero también roces, enfrentamientos, conflictos y violencia.
¿Qué nos incomoda, molesta, perturba de los demás? ¿O qué puede acercarnos y generar empatía, bienestar incluso? Desde la amabilidad hasta la paranoia, Samanta Schweblin sintetiza en sus relatos lo complejo y disparatado de las relaciones sociales, especialmente las familiares: padres/hijos, abuelos/nietos, cónyuges y también ex…, un catálogo humano atravesado por la zozobra que genera el cuestionamiento de las convenciones:
“-¿Porqué sos tan prejuiciosa?
-Por que alguien tiene que llevar los pantalones en esta casa.” (página 51)
Samanta Schweblin
Siete casas vacías
Páginas de Espuma, 128 páginas.
Precio:14,00€. Ebook: No disponible
http://paginasdeespuma.com/catalogo/siete-casas-vacias-de-samanta-schweblin/
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