Quién te cantará

Tiene nombre de aperitivo, pero el cine de Carlos Vermut es todo menos ligero. Es tan contundente como un banquete de emociones contradictorias y perturbadoras, donde amor y odio, las esperanzas y la decepción van de la mano, donde las pasiones se desatan sin dosificador, y resultan devastadoras para los paladares habituados a gustos más convencionales. Así quedó patente en la inclasificable y dolorosa Magical girl, un auténtico y desolador arañazo emocional; y reincide ahora en Quién te cantará, una historia familiar de sueños rotos, insatisfacción existencial, frustración sentimental y amarga desmemoria, que sacude a sus protagonistas sin excepción así como va mostrando las cartas de un drama plagado de incógnitas e información oculta, que aflora pausadamente, con tensa calma, para sorprender tanto a personajes como a espectadores. Y lo hace con un guión milimétricamente desarrollado, aunque narrado a veces con más densidad que intensidad, y que tal vez se alargue demasiado, pero que es sin duda convincente en cuanto al retrato psicológico del póker femenino de ases que protagonizan la cinta. Y es que el drama con visos de tragedia descansa sobre las espaldas castigadas de cuatro actrices impecables: Carmen Elías (soberbia, siempre), Najwa Nimri (tan desorientada como creíble), Natalia de Molina (pura energía negativa) y, sobretodo, Eva Llorach, que asume el papel cohesionador sobre el que pivota una acción destructiva, autodestructiva, que no hace concesión alguna a la redención en ese viaje circular con doloroso principio y final. Las historias felices no le interesan a Vermut, que el día que opte por la comedia reinventará el género desde la gama más ocre de la pantonera.