Desconfío del fantaterror español. La colección de despropósitos es formidable. Y escasos los aciertos. Pero debo admitir que “Lobos de Arga” me sorprendió. No esperaba nada, bien es cierto, y eso ayuda. Las expectativas fomentan decepciones, y yo entré en la sala a recoger el listón del suelo. Lo reconozco. Y me tuve que tragar mis prejuicios, no porque sea un gran film, sino porque es un cachondeo muy sano. Una gamberrada consciente de lo que es, y que usa bien sus cartas, que pretenden jugar más al homenaje ochentero que a la parodia del género, que es de lo que se disfraza mucha torpeza encubierta. El guión es discreto, pero una buena plataforma para el desenfreno licantrópico de una película que hace veinte o treinta años hubiera interpretado encantado el mejor Paul Naschy. Y me lo pasé bien con el látex, el cartón piedra y los efectos de bricolaje, que no pretenden ser lo que no son. Aunque alguna cutrada de hombres lobo saltimbanquis sobra, todo hay que decirlo. Pero tiene ritmo, gracia y energía. No está mal, aunque sobren chistes, y hasta Carlos Areces, de quien no soy un fan ni mucho menos, funciona. De hecho se merienda el film y al resto del reparto, con la excepción del breve y dos veces bueno Luis Zahera. Ya no quedan guardias civiles como él.
Els vostres comentaris