Cuando los trapos sucios afloran se dispara el primitivismo, los instintos se activan y todo es posible en la periferia visceral de la razón. Así que si eso ocurre en directo, en los micros de un late night radiofónico de éxito, con miles de oyentes a la escucha, y bajo una coacción criminal, el resultado puede ser y será tan impredecible como dramático. Eso es Feedback. Pura angustia aderezada con adrenalina violenta y claustrofóbica. Odio a flor de piel.La misma que de un modo u otro todos los personajes acabarán mudando, como serpientes, evidenciando motivaciones inesperadas que responden a impulsos vengativos, a siniestras ambiciones profesionales o a frustraciones emocionales que pretenden justificar la injustificable barbarie a la que se entregan. Pero para extremar tanto la propuesta hay que tener todos los cabos bien atados, y el guión de Feedback no los tiene. Difícil creerse, por ejemplo, que en una emisora como la del film, en unos estudios de lujo propios de una multinacional, no aparezca nadie con la que se está montando en plena emisión del programa estrella de la cadena, por mucho que sea de madrugada y lo quieran justificar con un mínimo delay del directo. Del mismo modo que intentan sugerir algo en el último plano del film, que intuyo que es un posible giro dramático para dar qué pensar al conmocionado espectador, pero que yo no entendí, o preferí no entender. Me quedo con lo obvio: un entretenimiento del todo violento, rotundo y sanguinario, que no pasa de ser un thriller bien rodado pero menos imbricado e inteligente de lo que pretende. Eso sí, la convincente interpretación te permite mantener el contacto emocional con los personajes y, aunque flaquee la credibilidad del conjunto, si somos indulgentes conseguiremos no perder el interés por el tenso pasatiempo.
Javier Matesanz
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